La desertización en Murcia

Las sequías periódicas, propias también de estas zonas áridas, agudizan el problema y causan hambrunas en todo el mundo. Los murcianos sabemos muy bien qué es la sequía y hemos estado siempre muy sensibilizados hacia ella; sin embargo, hemos ignorado la degradación, el avance del desierto en nuestra tierra.
La economía murciana, muy pujante, tiene sus pies de barro porque se asienta sobre el consumo masivo de dos recursos muy escasos aquí: agua y suelo. Gran parte de nuestra agricultura depende de trasvases de otra cuenca supuestamente excedentaria, por lo que los agricultores del trasvase Tajo-Segura nunca tienen la certeza de cuánta agua dispondrán. Esa incertidumbre, si bien era asumible en el pasado, es cada día más insostenible en una agricultura científica, tecnificada y moderna que no puede improvisarse.
El consumo excesivo de suelo, la proliferación de segundas residencias y el incremento de las zonas regables introduce incertidumbre en nuestra economía, puesto que aumenta la presión sobre estos recursos naturales tan valiosos. Hay quien cree que la solución pasa por nuevos trasvases desde otras cuencas, a cualquier precio, y continuar con la proliferación de segunda residencia, creyendo que nuestro ecosistema aún lo soporta. Otros pensamos que, al menos a corto plazo, el agua debe aportarse desde fuentes no sometidas a incertidumbre, ni disputa, ni sequía: la desalación de agua de mar y la optimización del consumo. Y pensamos además que el suelo debe consumirse con más prudencia aún que el agua (es más difícilmente renovable).
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Anónimo -
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